La música clásica es un género que, a no ser que seas una apasionada de ella, la practiques o te dediques a ella, no escuchamos habitualmente. Sin embargo, esta música es la base de casi todo aquello que escuchamos en la radio, internet y en los bares, así que no estamos muy alejados de su composición y ritmo. Compositores como Mozart, Verdi, Bach o Beethoven deberían estar más presentes en nuestro reproductor de música, y más aun si estás embarazada.
El oído es de los primeros sentidos que se desarrollan dentro del útero de la madre por los latidos del corazón de la madre y por los sonidos de fuera. Es un hecho el que los fetos reciban estímulos cuando les ponemos música. Pueden seleccionar sonidos y, además, se crea un nexo de unión entre la madre y el feto, al mismo tiempo que aumenta la capacidad cognitiva de él.
Los expertos afirman que la suavidad, rapidez y vivacidad de esta música es la apropiada para escuchar durante el embarazo y reducir el estrés del día a día.
Será importante interactuar con el bebé, ya sea acariciando la tripa o hablando para que se vaya acostumbrando con los sonidos que vienen del exterior. De esta forma, cuando nazca ya estará acostumbrado en parte a ellos.
Decide en qué momento vas a poner la música, ponte en lugar cómodo para hacerlo y escoge qué música oír dependiendo del estado de ánimo.
Hay quienes afirman que poner cascos en la barriga es de mucha utilidad y la mejor forma para que el feto interactúe con el exterior.
O prueba con el BabyPod, un altavoz que se introduce por la vagina y que lleva un cable que se conecta con un aparato de reproductor de música, el cual emite a unos 54 decibelios (volumen de una conversación normal).
Decide tú cómo escuchar la música con tu bebé y, sobre todo, durante estos nueve meses descansa y disfruta de ellos en buena sintonía.